miércoles, 8 de junio de 2011

Salud, dinero y amor.

Qué rápido pasa el tiempo cuando se tienen estas tres cosas, y qué ajeno se siente el blog después de meses de no escribir nada. No es verdad que no haya escrito, pero todo lo que brotó de mí (probablemente siendo la causa misma que de mí haya brotado) resultó ser ofensivo, impublicable, y según mi gusto personal, sencillamente pésimo. Eso hablando de lo que escribí por completo, varias otras narraciones las empecé y las abandoné al instante, la razón siendo en parte que creo que juntarme demasiado con estudiantes de Diseño de Indumentaria me está analfabetizando, o desalfabetizando, si es que existe tal proceso.
Por otro lado, carezco total y absolutamente de tiempo para sentarme a escribir boludeces, pero cada tanto hay que permitírselo, si no la vida se torna muy de-en-cerio, y no queremos eso. Sé que todo el mundo piensa que DI es una carrera forra, boluda y fácil. Ok, forra sí, se los concedo, boluda, un poco, depende del docente, yo de momento tengo como ayudante de cátedra a una chica llamada Natalia Casal (Natalia, si te autogoogleás y encontrás esto me va a dar MUCHA vergüenza), que me cae superfantástico, aunque creo que piensa que soy un poco chupamedias, lo cual es totalmente errado, soy MUY chupamedias. Continuando: fácil no. Contrario a la creencia popular, la carrera de Diseño de Indumentaria (en la UBA, claro, hablar de boludeces sí, pero no tanto como para hablar de la UP) NO es una carrera fácil, principalmente por la cantidad de tiempo y esfuerzo físico que demanda. Si tienen amigos en la FADU que gustan de sus carreras y  se rompen el culo para que les vaya bien entonces deben haber escuchado frases como "seguí de largo" u "hoy no duermo". Todas las carreras de diseño son así, e Indumentaria no es la excepción, primero porque en clase sólo se puede laburar hasta cierto punto, y la mayor parte del laburo uno la tiene que hacer en casa y es banda, y segundo, y esto sí avalando la creencia general, porque mucha de la gente que estudia Indumentaria son mogólicos con guita que no sabían qué hacer de sus vidas (esta gente por lo general después de uno o dos cuatrimestres se cambia de carrera, a una privada, o ambas, pero durante un buen período de tiempo uno tiene que cargar a algún compañero-peso-muerto a lo largo de la entrega, y hacer el doble de trabajo). En fin, espero que esto explique por qué cesé mi escritura de boludeces.
Ahora a lo que concierne el título del update:

Salud: Mamá tenía razón

No hay que comer dulces después de cepillarse los dientes. Como buena chanchita golosa que soy, en mi mesa de luz suele haber algún chocolate, mogul, caja de nerds u otros tipos de asquerosidades espanta-dentistas, pero hará cosa de un mes, en el medio de una entrega tremenda para la materia Diseño, me empezaron a doler dos muelas, casi en simultáneo, una de arriba y una de abajo. Cuando revisé frente al espejo qué ocurría descubrí que pequeños seres estaban construyendo una aldea dentro de mi boca, y no tenían ninguna intención de detenerse. Acudí al doctor de dientes lo antes posible, y de pedo y refilón me salvé de un tratamiento de conducto. Una de las caries era tan profunda que me tuvo que anestesiar, lo cual no acepté de entrada, en general me banco bastante el dolor de dientes, y la anestesia me pone mal así que intento evitarla, pero después de que le grite "AAAAAH" en la cara y le corrí la boca casi lijándome el labio con ese aparato de tortura medieval que llaman torno, terminé cediendo. En un acto de heroísmo inédito no me desmayé cuando ese líquido espantoso y caliente comenzó a correr y a entumecerme las encías, aunque se me aceleró el corazón y lloriqueé un poquito. Por suerte mi dentista es un viejito bueno, e igual a John Cleese, así que el resto de la sesión fue tolerable, y me hizo volver a la semana para terminar los arreglos. Quedó todo pipí cucú, pero hace unas semanas, casualmente cuando empezó la nueva entrega de Diseño empecé a sentir sensibilidad en esa muela, y mucha, no puedo comer ni tomar nada caliente o frío de ese lado porque me muero de dolor. Me pregunto si ese nervio estará de alguna forma relacionado con mi stress. Dicen que las muelas de juicio salen más tarde, pero creo que yo tengo mi propio premolar de juicio, o mal juicio, que me indica cuándo me estoy pasando de rosca. O quizás me lo merezco por chanchita y punto, voy a tener que volver a lo del Dr. John Cleese... Lo cual me lleva a mi segundo punto:

Dinero: Money makes the world go round.

El dentista no es barato, y por cierto, tampoco lo es la carrera. Facultad pública my ass, no sé las otras carreras, pero os aseguro que es imposible estudiar Diseño de Indumentaria sin unos buenos morlacos en el bolsillo. Es tanta la guita que gasto en impresiones que me mandan a meter en el orto y que tengo que rehacer que mis viejos están considerando seriamente comprar una impresora A3, y la verdad es que tiene sentido. Además, no sé si alguna vez han intentado imprimir algo en la FADU a las 8 de la mañana, pero es bastante complicado y toma aproximadamente 45 minutos, y gastar 45 minutos haciendo cola en la librería, cuando uno duerme un promedio de 3 horas por noche es mucho.
Ni hablar de que en la carrera no te enseñan a hacer nada, sólo te mandan a hacerlo. Yo he deducido que el mensaje implícito de la carrera es que el modista es al diseñador lo que el albañil es al arquitecto, fundamento mudo bajo el cual no te enseñan a coser, ni a nada. Es por esto que, además de la carrera tomo clases de alta costura, confección de calzado, y de pintura, todo particular y que exije sus respectivos materiales de trabajo. Como se imaginarán, todo esto, además de acribillar el bolsillo de mis padres, me deja muy poco tiempo libre para mi novio... Ah, sí, eso...

Amor: Mamá tenía razón 2

TENGO NOVIO, es cierto que hay alguien capaz de quererme además de mi mamá. Alrededor de esto giraban varios de los updates que empecé y abandoné, principalmente porque "tengonoviotengonoviotengonoviotengonovio... (ad nauseam)" no califica como publicable, pero sí, es cierto, es la verdad absoluta, un hombre me quiere, me ama, me mima, disfruta de mi compañía, me da sorpresas (por lo general buenas), y me regala chocolates. Por si fuera poco, no es un fóbico de mierda, o al menos nunca lo fue conmigo, es cariñoso, talentoso, muy inteligente y pelirrojo. Carita feliz. Además de todo lo ya mencionado, es una excelentísima persona, cualidad que por más admirable que me parezca, me genera bastante pánico, yo le dije, le aseguro y le repito que el es mucho mejor persona que yo, que de hecho, yo no soy ni tan buena persona, pero no se lo toma muy en serio, mi peor miedo es que algún día se va a dar cuenta de que no era un chiste y me va a dejar. Por lo pronto, lo mejor que puedo hacer es no darle razones para que se de cuenta, y si se da cuenta, bueno, yo se lo advertí.
Los que no escucharon la historia ya infinita cantidad de veces (me encanta contarla) se preguntarán como ocurrió esto. Se trata de una historia de amor que en el siglo pasado no podría haber ocurrido, ya que la tecnología jugó un papel determinante. No hace mucho que salimos, dos meses, pero nos conocemos hace cuatro años. A la joven edad de 16, mi amiga Marian y yo acudimos a un exposición en el C C Recoleta, el artista siendo Juan Sáenz Valiente, hijo de una ex mujer de mi padre, curiosa historia pero que no viene al caso. Mientras recorríamos la galería intentando reconocer al artista entre el público a partir de un autorretrato no pudimos evitar notar (como buenas pendejas hormonales de 16 años) que había bastantes tipos muy potables, en especial un muchacho pelirrojo con mucha onda, varios aritos muy cool en la cara, escoltado por otro joven guapo, aunque con un bigote chicano bastante chocante. Cuando finalmente detectamos al autor de las obras y nos detuvimos a hablar con él, fideos con tuco se acercó y langamente se presentó y nos invitó a una lectura de poesía en un recinto llamado Centro Cultural Pachamama (y me dibujó un mapa con las instrucciones para llegar en la mano). Nosotras no lo sabíamos aun, pero "El Pacha" sería nuestra guarida y lugar de preferencia durante todo el siguiente año y pico. Arrivamos a destino antes que ellos, e instantáneamente nos enamoramos del lugar, era encantadoramente zaparrastroso, ideal para dos pendejas snobs que se creen mil. Al rato comenzó a llegar gente, entre ellos Mateo (el colo) y Simón (el del bigote chicano, que es hermano de Mateo y en ese momento era quien "dirigía" el Pacha. Ambas charlamos un rato con Mateo, pero por diversas razones la noche tomó otro curso, y nunca lo volvimos a ver, hasta ahora. Aunque seguimos curtiendo ese antro "bohemio", nunca nos volvimos a cruzar, pero aquella única noche, él me mostró una carpeta donde tenía impresas todas las entradas de su blog, y me dio a leer una. "Qué paja", pensé, pero me encontré muy sorprendida al ver que lo que leí estaba buenísimo, y que de hecho me interesaba leer más, así que memoricé el nombre de su blog: www.seexactamenteloquehago.blogspot.com (de paso le hago chivo)
Pasaron los años, crecimos, hicimos despelote, conocimos otros lugares y otra gente, y eventualmente dejamos de ir al Pacha, sin embargo cada tanto recordaba la existencia del blog de este muchacho y entraba a ver qué había de nuevo, varias veces se lo recomendé a gente, pero nunca comenté nada.
El 24 de mayo del año pasado en un festival en el Konex descubrí, a través de la editorial de unos conocidos que tenían un stand ahí, que el joven Mateo había escrito un libro, pero lamentablemente estaba corta de guita, así que un par de días después me armé de coraje y determinación y dejé mi primer comentario en su blog: "El otro día casi me compro tu libro, pero al final me compré una cerveza". Nada. Ninguna respuesta. Un tiempo más tarde volví a cruzarme con su libro, y esta vez sí, lo aboné y fue mío. Nuevamente comenté, esta vez: "El otro día casi me compro tu libro, pero al final me compré tu libro"". Nada. A la mierda con él, pensé. Meses después, de hecho, en el último update, cuando hubo tanto anonimato, recibo un comentario de un Mateo: "Tremendo. Son la maldad misma. P.D.: Gran blog!". Cuando me recuperé de la sorpresa y el estupor decidí tomar el siguiente paso lógico: agregarlo a facebook. Bastantes noches después, a eso de las 5 de la mañana comenzamos a charlar, situación que se repitió en varias ocasiones, hasta que un día entablamos una conversación realmente interesante que duró varias horas, en el medio de la cual tuve que explicarle que ya nos conocíamos. Su asombro fue grande (y quiero destacar que las palabras "Femme Fatale" vinieron a colación). Así fue que el colorado sensual del Pachamama me invitó a ver una película de Takashi Miike al Bafici. No sé a cuántas chicas se conquista invitándolas a ver gore japonés, pero yo soy una de ellas, así que el resto puedo resumirlo: salimos, salimos de nuevo, cogimos, cogimos más, nos quisimos, nos enamoramos, nos amamos, nos pusimos de novios, discutimos, discutimos más, cogimos, discutimos, nos amamos, y seguimos de novios.

Uy, lo releí y es un embole. Jódanse.


Este es el mapita dibujado en mi mano. Lo rescaté de mi fotolog, el cual poseía en aquel entonces y cuya dirección nunca, nunca obtendrán. Está al revés y me da paja girarlo, pero si prestan atención van a ver que dice claramente "Est Isr" y "Córdoba".